TÓMESE UNA GRAPPA JUNTO A UN HUEVO DE DINOSAURIO
Un huevo de dinosaurio de noventa millones de años es algo con lo que uno no se encuentra todos los días, excepto para los parroquianos y curiosos que llegan hasta el bar Midway, en el modesto barrio Estación de la ciudad de Minas.
Una reducida oferta de bebidas alcohólicas detrás del mostrador, y algunas mesas y sillas ubicadas junto a la ventana, no son elementos que diferencien al establecimiento de la competencia. El cuero de una serpiente cascabel de dos metros setenta y siete, capturada en la ciudad de Rivera, una carabina de origen incierto o una colección de cuadros que ilustran las andanzas de Don Quijote de la Mancha, fechada en 1846, son algunos elementos que en las paredes han sustituido a las tradicionales fotografías amarillentas.
“Soy una persona inquieta y colecciono prácticamente de todo”, señala su propietario, Wilson Arriola (49). En el espacio central del recinto, una mesa de billar de roble del siglo XVIII reúne una colección de monedas antiguas provenientes de diferentes partes del mundo. Entre las más apreciadas se destacan una moneda de plata del año 1696 y otra de cuño español de 1788. También las hay que abarcan diferentes épocas de la historia nacional. “Si bien nos constituimos en un país independiente en 1825, la primera moneda uruguaya fue acuñada en 1840; durante esos quince años se utilizaron los décimos de Buenos Aires”, explica mientras señala con el índice su ubicación en la vitrina.
Uno de los elementos que ha concitado en mayor medida la atención de niños y adultos es una hormiga del género león, ingresada al país por un militar que participó en una misión de paz en Mozambique. Arriola sostiene que dos de estos insectos fueron traídos desde África. Al constituir una especie belicosa y territorial, ambos se enfrentaron y el que murió es el que se exhibe en un frasco con formol.
Huevos de lechuza contra el alcohol
Un huevo de dinosaurio de noventa millones de años es algo con lo que uno no se encuentra todos los días, excepto para los parroquianos y curiosos que llegan hasta el bar Midway, en el modesto barrio Estación de la ciudad de Minas.
Una reducida oferta de bebidas alcohólicas detrás del mostrador, y algunas mesas y sillas ubicadas junto a la ventana, no son elementos que diferencien al establecimiento de la competencia. El cuero de una serpiente cascabel de dos metros setenta y siete, capturada en la ciudad de Rivera, una carabina de origen incierto o una colección de cuadros que ilustran las andanzas de Don Quijote de la Mancha, fechada en 1846, son algunos elementos que en las paredes han sustituido a las tradicionales fotografías amarillentas.
“Soy una persona inquieta y colecciono prácticamente de todo”, señala su propietario, Wilson Arriola (49). En el espacio central del recinto, una mesa de billar de roble del siglo XVIII reúne una colección de monedas antiguas provenientes de diferentes partes del mundo. Entre las más apreciadas se destacan una moneda de plata del año 1696 y otra de cuño español de 1788. También las hay que abarcan diferentes épocas de la historia nacional. “Si bien nos constituimos en un país independiente en 1825, la primera moneda uruguaya fue acuñada en 1840; durante esos quince años se utilizaron los décimos de Buenos Aires”, explica mientras señala con el índice su ubicación en la vitrina.
Uno de los elementos que ha concitado en mayor medida la atención de niños y adultos es una hormiga del género león, ingresada al país por un militar que participó en una misión de paz en Mozambique. Arriola sostiene que dos de estos insectos fueron traídos desde África. Al constituir una especie belicosa y territorial, ambos se enfrentaron y el que murió es el que se exhibe en un frasco con formol.
Huevos de lechuza contra el alcohol
Una colección de botellas de tiempos pretéritos, entre las que se destaca una aceitera en cuya superficie se deja ver el año 1881, el pasaje de barco de una familia de inmigrantes procedente de Tenerife en 1902 o un desvencijado ejemplar de la revista argentina “Caras y Caretas” de 1912 constituyen otros apreciados objetos. “El que quiere, puede venir y mirar. Esto está al alcance de todo el mundo y no le cobro un peso a nadie”, dice con satisfacción el responsable del museo-bar.
Durante su juventud Arriola inició estudios universitarios en la Facultad de Derecho, los cuales no concluyó. De esos años conservó su interés por la historia. “Me encanta y me motiva. Todo lo que sea investigación, aunque parezca lo más insignificante, me interesa”, afirma. Además de hacer lo que le gusta, el coleccionista y comerciante deja entrever que su motivación tiene un fuerte sustento familiar. “Esto lo hago por mis hijos, para dejarles una huella, por tener inquietudes y hacer algo importante”, confiesa.
Otro objeto de considerable valor tiene la apariencia de un reloj de bolsillo que al abrirse adopta la forma de un pequeño recipiente para beber. Perteneció, presumiblemente, a un oficial que luchó en las campañas francesas de Napoleón Bonaparte, según la historia de la familia de quien lo obtuvo. “La gente se deleita al ver todas estas cosas”, menciona Arriola.
Hurgando en un rincón se puede descubrir, además, un ejemplar editado en 1941 de “Medicina popular y folklore mágico del Uruguay”, del profesor Ildefonso Pereda Valdés. Una de las recetas, que provoca la sonrisa del entrevistado, recomienda utilizar un brebaje con huevos de lechuza para alejar a los bebedores del alcohol.
En su actividad de coleccionista, la divulgación ocupa en la vida de Arriola un lugar preponderante. “La cultura tiene que ser compartida. En Uruguay tenemos una rica historia, pero lamentablemente no está al alcance de todo el mundo”, se lamenta.
Con embrión mejor
El huevo fosilizado de dinosaurio que Wilson Arriola tiene en su poder desde hace seis meses fue encontrado accidentalmente en Durazno por un productor mientras araba una parcela. La curiosidad hizo que además de una lasca desprendida por el arado, el trabajador quitara las tres cuartas partes de la cáscara, procurando develar si se trataba de una pieza indígena. El resto de la superficie exhibe el molde interno, por el cual en algún momento del proceso se filtró agua. Esta esfera, de tamaño aproximado al de una bola de bowling, pesa 6.40 kilogramos y tiene un diámetro de entre 15 y 20 centímetros. Arriola considera que su esfericidad no ha sido deformada por la presión de los sedimentos, cuyos vestigios se encuentran adheridos a uno de los polos del huevo.
El profesor adjunto en Paleontología de la Facultad de Ciencias, Richard Fariña, quien recientemente tomó contacto con la pieza, opina que no tiene dudas en cuanto a que se trata de un huevo de dinosaurio fosilizado. A pesar de la singularidad del hallazgo, entiende que no es revolucionario para la Paleontología en nuestro país. Ya se habían encontrado huevos similares en los departamentos de Durazno y Soriano. Todos ellos pertenecen al período Cretácico Superior; el que hoy se exhibe en Minas corresponde probablemente a un Antarctosaurus, un dinosaurio de 63 toneladas que vivió hace 90 millones de años. El hallazgo incrementaría su interés si se comprobara que la cavidad que aparece en la tomografía que se le practicó en un hospital local pertenece a un embrión. Esta zona se diferencia en su composición del resto de la masa. Se encuentra, además, acompañada de espacios más pequeños que corresponderían a porciones de aire formadas durante el proceso de fosilización y que será necesario continuar investigando.
Fariña entiende que Arriola procedió correctamente al evitar la comercialización de la pieza en el mercado de fósiles. Incluso considera razonable que pueda permanecer en el barrio Estación para su exhibición, porque de esa forma se contempla el espíritu de “función social” previsto para estos casos en la legislación uruguaya. “No tengo plata, pero no lo vendo”, culminó diciendo Arriola.
Primera Plana. Martes 12 de septiembre de 2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario